Fragmentos
del Diario de Ana Frank
Ana Frank: 12 de junio de 1929, Francfort del Meno (Alemania)-
marzo de 1945 (Campo de concentración de Bergen Belsen, Alemania)
“Las medidas antijudías se sucedieron rápidamente y se nos privó
de muchas libertades. Los judíos deben llevar una estrella de David; deben
entregar sus bicicletas; no les está permitido viajar en tranvía; no les está
permitido viajar en coche, tampoco en coches particulares; los judíos sólo
pueden hacer la compra desde las tres hasta las cinco de la tarde; sólo pueden
ir a una peluquería judía; no pueden salir a la calle desde las ocho de la
noche hasta las seis de la madrugada (...).”
“Nadie escapa a esta suerte, a no ser que se esconda. […] No
respetan a nadie: ancianos, niños, bebés, mujeres embarazadas, enfermos, todos
sin excepción marchan camino de la muerte.”
“Lo que más anhelo yo es una casa propia, poder moverme libremente
y que alguien me ayude en las tareas, o sea, ¡volver al colegio!” 23 de julio
de 1943.
“[Sobre sus protectores] Suben todos los días y les hablan a los
varones de negocios y política, a las mujeres sobre comida y las dificultades
en tiempos de guerra y a los niños sobre libros y periódicos. Vienen con sus
expresiones más alegres, traen flores y regalos para los cumpleaños y
festividades y están siempre dispuestos a hacer todo lo que está a su alcance.
Esto es algo que nunca deberíamos olvidar; mientras otros despliegan su heroísmo
en la batalla o en contra de los alemanes, nuestros protectores demuestran el
suyo todos los días a través de sus buenas almas y su afecto.”
“Me angustia más de lo que puedo expresar el que nunca podamos
salir fuera, y tengo mucho miedo de que nos descubran y nos fusilen”.
“Éste es ‘el día’: ¡La invasión ha comenzado! […] ¡Conmoción en la
Casa de atrás! ¿Habrá llegado por fin la liberación tan ansiada, la liberación
de la que tanto se ha hablado, pero que es demasiado hermosa y fantástica como
para hacerse realidad algún día? ¿Acaso este año de 1944 nos traerá la
victoria? Ahora mismo no lo sabemos, pero la esperanza, que también es vida,
nos devuelve el valor y la fuerza. […] Tal vez, dice Margot, en septiembre u
octubre pueda volver al colegio.”
“Para alguien como yo es una sensación muy extraña escribir un
diario. No sólo porque nunca he escrito, sino porque me da la impresión de que
más tarde ni a mí ni a ninguna otra persona le interesarán las confidencias de
una colegiala de trece años. Pero eso en realidad da igual, tengo ganas de
escribir y mucho más de desahogarme.”
“Créeme, cuando llevas un año y medio encerrada, hay días en que
ya no puedes más. Entonces ya no cuenta la injusticia ni la ingratitud; los
sentimientos no se dejan ahuyentar. Montar una bicicleta, bailar, silbar, mirar
el mundo, sentirse joven, saber que soy libre, eso es lo que anhelo, y, sin
embargo, no puedo dejar que se me note.” 24 de diciembre 1943.
[Páginas finales del diario] “Ahí está lo difícil de estos
tiempos: la terrible realidad ataca y aniquila totalmente los ideales, los
sueños y las esperanzas en cuanto se presentan. Es un milagro que todavía no
haya renunciado a todas mis esperanzas, porque parecen absurdas e
irrealizables. Sin embargo, sigo aferrándome a ellas, pese a todo, porque sigo
creyendo en la bondad interna de los hombres.
Me es absolutamente imposible construir cualquier cosa sobre la base de la muerte, la desgracia y la confusión. Veo cómo todo el mundo se va convirtiendo poco a poco en un desierto, oigo cada vez más fuerte el trueno que se avecina y que nos matará, comparto el dolor de millones de personas, y, sin embargo, cuando me pongo a mirar el cielo, pienso que todo cambiará para bien, que esta crueldad también acabará, que la paz y la tranquilidad volverán a reinar en el orden mundial.
Mientras tanto tendré que mantener bien altos mis ideales, tal vez en los tiempos venideros aún se puedan llevar a la práctica…”
Me es absolutamente imposible construir cualquier cosa sobre la base de la muerte, la desgracia y la confusión. Veo cómo todo el mundo se va convirtiendo poco a poco en un desierto, oigo cada vez más fuerte el trueno que se avecina y que nos matará, comparto el dolor de millones de personas, y, sin embargo, cuando me pongo a mirar el cielo, pienso que todo cambiará para bien, que esta crueldad también acabará, que la paz y la tranquilidad volverán a reinar en el orden mundial.
Mientras tanto tendré que mantener bien altos mis ideales, tal vez en los tiempos venideros aún se puedan llevar a la práctica…”
Dejo un enlace desde donde pueden descargar el libro completo en PDF.
ResponderEliminarhttp://biblio3.url.edu.gt/Libros/provinciales/el-diario-de-Ana-Frank.pdf